Assange en las entrañas del monstruo, y
nosotros a bordo de su buena nave
Megaleaks, o Cablegate.
Por Israel Shamir
¡Nuestro héroe, nuestro
Capitán Neo de verdad, lo ha logrado una
vez más! En su nueva entrega de Wiki-Matrix,
el intrépido Julian Assange asalta al
imperio, en el momento mismo en que lo
persiguen voraces generales del
Pentágono, quiméricos agentes de la CIA
y acaloradas feministas suecas.
Perdónenme si lo que
escribo les suena a historieta para
menores, pero es que esta historia tiene
tantas vueltas e intrigas que marea. No
me había vuelto a sentir tan aturdido
desde mis primeros días como escritor
antisionista, perseguido y solitario. Un
día se me acercó un venerable anciano
hasídico; instintivamente me retraje, a
la espera de un regaño feo. Y en lugar
de la esperada condena, resulta que me
abrumó con buenos deseos, y al mismo
tiempo una orquesta entonó en la puerta
de al lado un viejo canto judío de boda.
Esta antigua bendición me sacó de paso,
me propulsó felizmente lejos del moderno
culto nacionalista a la fuerza bruta,
hacia un espacio donde las viejas
tradiciones todavía mantienen vigencia y
relevancia. ¿O era acaso Clark Kent
repitiendo el vuelo de Superman?
La generación digital
prefiere al Neo de Matrix en lugar de
Superman, pero la dinámica sigue siendo
la misma. Mientras Neo vaga en la nave
espacial de Moebius, se topa con un
grupo de terrícolas, suaves niños
empeñados en destruir la Matrix. Duros
como el acero a la vez que perfectamente
humanos, estos jóvenes hombres y mujeres
disfrutan el compañerismo de una tropa
de élite esperando la señal de ataque.
Ellos siguen a su líder simplemente
porque es el mejor y el más brillante.
Yo sentí el mismo espíritu colectivo en
una visita reciente a una de las
madrigueras donde está a salvo Wikileaks,
en algún lugar de Europa. Esta
confluencia de hackers y periodistas fue
reunida en preparación del lanzamiento
de lo que la historia conocerá como el
Cablegate, o tal vez la mega filtración,
el Megaleaks.
Allí estaban Malena de
Brazil, Joseph de Suecia, Sara de Nueva
Zelanda, James de Inglaterra, y muchos
más no menos importantes y valiosos,
todos desparramados en sillones y sofás,
con los laptops en el regazo, y la
mirada clavada en el corazón de la
Matriz. Un cuarto de millón de
telegramas secretos y confidenciales de
la embajada US, ahí, quietos, como otras
tantas avispas digitales esperando la
señal para lanzarse en el ciberespacio.
Van a golpear al blando bajovientre del
imperio, la sede de las halagadoras
ilusiones que sostienen a los ejércitos
imperiales. Debería ser exactamente lo
suficiente para invertir el sentido de
la marea en la batalla por recobrar
nuestras libertades evaporadas.
Estos sucios
telegramitas arrojan una luz brillante
sobre las maniobras tenebrosas del
imperio americano, sus métodos para
recopilar información, dar órdenes, o
subvertir a políticos y robar a las
naciones. Y antes de entregarnos a un
antiamericanismo confortable y
reflexivo, no olvidemos jamás que esto,
seguramente la mayor revelación de
actuaciones criminales en la historia,
sólo fue posible porque unos americanos
valientes y honestos están decididos a
arriesgar la vida para dar paso a la
verdad.
Las tensiones son
tremendas cuando uno se atreve a
enfrentarse al poder funesto de Matrix.
Estos deslumbrantes y jóvenes
ciberguerreros tratan de poner su vida
en juego por nosotros. ¿Sobrevivirán al
lanzamiento, o algunos clones malignos
los cercarán para precipitarlos en el
abismo? En cualquier caso, mantienen el
espíritu en alto y el clima se presta
par tan audaz empresa: altos cielos
gloriosos, un sol resplandeciente, y
estrellas cristalinas para guiarnos en
medio de noches en vela. Cualquier cosa
que pase, siempre daré las gracias por
estos días, por la compañía de estos
encantadores jóvenes, varones y hembras,
y por la inspiración de su líder
carismático. Es imposible no admirar a
Julián Assange. Siempre amable,
tranquilo, gentil, hasta humilde. Como
el Tao, dirige sin dirigir, encauza sin
dar órdenes. Nunca alza la voz; le basta
con hablar apenas, y el sendero se
aclara. A nuestro Neo lo guía el ideal
de transparencia social. La luz plena es
la mejor arma contra las conspiraciones.
A bordo de la buena nave
de Megaleaks, me fortalezco con los
últimos informes de la línea de frente.
Parece que hay tres temas principales,
todos centrados en nuestro héroe lozano
Julián Assange. Está el tema del
“traidor” (lo cual viste de colores
patrióticos al imperio globalista), el
tema del violador (donde una amante
desechada se venga de nuestro héroe
porque no fue capaz de sacar un
artefacto contraceptivo en el momento
crítico), y por fin está el tema del
complot sionista (vinculado
alevosamente con el tema de la
violación, en la medida en que una de
sus acusadoras se dio a la fuga a
Israel). Como en todas las campañas de
desinformación bien diseñadas, hay algo
para cada cual: los conservadores
pueden engancharse a la nave con el
tema del traidor, los liberales saborean
el tema de la violación, y la franja
lunática está de fiesta con otro complot
sionista. Hagamos todo lo que podamos
para liberar el nombre esclavizado de
“Sión” del Estado de apartheid y
restaurarlo en su lugar: la buena nave
de Megaleaks y la iluminación de la
verdad [ahí está la encarnación de la
mítica y anhelada Sión, la del Gospel].
Es un nombre demasiado hermoso par
dejárselo a los sionistas.
Los contenidos de
Megaleaks
El paquete completo
consta de 251 288 documentos fechados
desde el 28 de diciembre 1966 hasta el
28 de febrero 2010, y procedentes de 274
embajadas. Cada uno de estos documentos
es o bien un cable diplomático secreto
que fue enviado a USA, o un comunicado
del Secretario de Estado a las bases US.
Muestran las órdenes dadas en el mundo
entero, los informes secretos que el
gobierno US quiere acopiar, y la
información que debe entregarse; lo que
los diplomáticos descubren acerca de los
lugares donde trabajan, notas detalladas
de encuentros con miembros de otros
gobiernos y las opiniones del informante
acerca de aquellos con los que tiene
encuentros. Las 261 276 536 palabras que
constituyen estos cables llenarían, si
se imprimiesen, 3000 libros. Estos
cables describen claramente los
tentáculos del mando y el control Usiano
a escala mundial.
El análisis preliminar
revela malas noticias y buenas también.
Las malas noticias: son insidiosos. Los
expedientes muestran la infiltración
política US en casi todos los países,
incluso Estados supuestamente neutrales
como Suecia y Suiza. Las embajadas US
mantienen una estrecha vigilancia sobre
sus huéspedes. Han logrado penetrar los
medios, el negocio de armas, el
petróleo, los servicios secretos, y
presionan para colocar compañías US a la
cabeza de cualquier renglón. Los cables
nos muestran que los Estados Unidos ya
están sosteniendo un imperio global.
Y ahora las buenas
noticias: no son omnipotentes. Los
cables demuestran que se encuentran con
resistencias a cada nivel. Siempre están
empujando, pero no siempre logran forzar
las puertas. Rusia es relativamente
libre, lo mismo que Irán y Turquía.
Incluso los Estados europeos más
domesticados no se dejan sojuzgar
plácidamente siempre. Los cables
confortan nuestra íntima convicción de
que hay una oposición local genuina, en
el Reino Unido como en USA; las revistas
digitales como CounterPunch son los
testigos faros en un mar de niebla.
Los expedientes revelan
algunos casos de interferencia
descarada. Muchos de los más recientes
tienen que ver con Irán, que se ha
convertido en una obsesión dentro de la
dirigencia USiana. Por ejemplo, justo
antes del discurso del presidente
Ahmadinejad en la asamblea general de la
ONU, el Departamento de Estado ordenó a
los europeos que salieran del salón
cuando pronunciase una determinada
frase, un punto convenido de antemano.
De hecho, los poderes europeos saltaron
cuando sonó el silbato US, de la misma
forma en que los obedientes satélites
soviéticos brincaban al son de Stalin.
Un solo país violó la orden: Suecia. El
representante aterrado no se había
fijado a tiempo, se le pasó la frase en
cuestión, y muy estresado envió señales
a los americanos para recibir
instrucciones.
Considérese el pequeño y
pobre Estado de Tajikistán, que cambió
de amos, sin más, aun cuado se supone
que se volvió “independiente” en 1991;
¿qué pasó en realidad? Ahora brincan
ante las órdenes yankis de la misma
forma que lo hacían bajo las órdenes
soviéticas. Un cable de embajador lo
dice llanamente; los Estados Unidos
pidieron al presidente Rahmonov la
renuncia del jefe de la autoridad para
drogas Mirzoev, y cumplió con el
pedido”. ¿Quién nos salvará al pobre y
diminuto Tajikistán de las garras de
Matrix? El embajador nos da una pista:
“Creemos que Rusia está ejerciendo una
presión consistente y fuerte sobre
Tajikistán para reducir el papel y la
presencia de USA y Occidente. La presión
de Moscú está empezando a cobrar un
peaje.”
O consideremos a
Azerbaiyán, donde la influencia yanki
está en baja, y el poder de Israel ha
crecido hasta el punto que un cable de
la embajada en Bakú compara las
relaciones israel azeríes con un iceberg
del cual sólo se ve la punta sobre las
aguas.
Lo que queda en claro es
que el poder americano alcanzó su pico
en los años 1990, y ahora ha empezado a
decaer lentamente. La mega filtración no
es tanto causa sino síntoma de ello.
Con suerte, ahora las
gentes de buena voluntad del mundo
entero pueden obrar juntos para aflojar
la maquinaria de la dominación foránea,
felizmente. Los americanos son los que
se han beneficiado menos que nadie de
las maniobras políticas violentas e
intrusivas de la globalización. Figuras
heroicas como Julián Assange nos están
llevando hacia una toma de control local
auténtica y alejando de las redes
conspirativas al estilo Matrix.
Se le puede escribir a
Israel Shamir a esta dirección:
adam@israelshamir.net
Traducción: Maria
Poumier
http://counterpunch.com/shamir11292010.html
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