Wikileaks y sus
negadores
por Israel Shamir
Ya era de esperarse que Wikileaks,
después de su estrepitoso éxito,
sufriese ataques; es un sitio web y una
organización semiclandestina que puso en
conocimiento de todos un montón de
crímenes de gobierno, mediante cientos
de miles de documentos (y más todavía).
Está siendo atacada, no sólo golpeada
por el Pentágono, sino también por otras
entidades de las que esperábamos que la
defendieran en vez de apuñalarla por la
espalda.
Reporteros sin Fronteras acusó a
Wikileaks de ser irresponsable, por
haber publicado los nombres de agentes
US en Afganistán. Esta acusación revela
la verdadera naturaleza de estos “reporteros”.
Lo que les interesa no es la libertad de
la prensa, sino proteger los intereses
US y los espías US. El que tenga edad
para recordar las revelaciones de Philip
Agee reconocerá el esquema recurrente:
esa gente, a la que no le importa
asesinar a otros, reconoce de pronto que
es mortal y vulnerable. Lo cual está muy
bien: hay que denunciar a los espías y
agentes: así tendrán que actuar de
manera responsable.
Esto en cuanto a la línea
pro-establishment. ¡Qué pena que algunos
de nuestros amigos en la blogosfera se
hayan unido al coro de los detractores
de Wikikeaks! Entre ellos figuran
nombres familiares y respetados de la
web libre:: F. William Engdahl, Gordon
Duff, Zahir Ebrahim. No hay porqué
acusarlos de colaboración con el
Pentágono y la CIA.
Sicológicamente, se les entiende.
Piensan: ¿a qué se debe esta avalancha
que parece caída del cielo? ¿Acaso no se
parece en algo a esos mails que
recibimos de Nigeria donde se nos
ofrecen millones simplemente por ofrecer
algunos datos sobre nuestra cuenta
bancaria? Un tipo sensato sabe
manifestar sangre fría cuando una
hermosa muchacha negra le sonríe y le
invita a tomarse un trago juntos....
Los negadores de Wikileaks han elaborado
una teoría conspiracionista sutil: estos
cientos de miles de documentos
verdaderos fueron fabricados por la CIA,
y ofrecidos por ella a un público
ingenuo.
El argumento este funciona en dos
sentidos: en primer lugar se nos pide
creer que la CIA gastó lo impensable en
tomarse el tiempo de falsificar
tantísimos documentos secretos,
incluyendo listas de sus propios agentes,
incluyendo la revelación de que cuando
lo del 11 de septiembre estaban listos
para arrancar unos bombarderos con
bombas nucleares para Rusia, pero todo
esto para un rendimiento...
insignificante.
Ahora bien, hay un segundo razonamiento,
que es más económico y aceptable: para
minimizar los daños, nada más fácil y
barato que pretender que todo es mentira.
En su inspirada defensa de Wikileaks,
dice John Pilger: “un documento del
Pentágono plantea que la inteligencia US
trata de marginalizar fatal y
definitivamente a Wikileaks. La táctica
preferida es la de ensuciar, con
periodistas corruptos siempre dispuestos
a colaborar.” Lo triste es que también
hay periodistas independientes que se
prestan para ello. Y así se pretende que
los expedientes en cuestión son
comidillas servidas por la CIA o el
Mossad mismos. Conozco, respeto y quiero
a algunos de los que niegan la validez
de los datos proporcionados por
Wikileaks. No creo que les esté
inspirando la CIA, en una maniobra para
limitar los estragos de Wikileaks, pero
sigo creyendo que están cometiendo un
grave error de apreciación.
Echemos un vistazo a los argumentos de
los “negadores”. Escribe William Engdahl:
“Wikileaks, lejos de ofrecer datos
honestos, es una desinformación
calculada para beneficio de los
servicios de inteligencia USA o tal vez
israelíes e indios, y una manera de
tapar el papel de USA y Occidente en el
tráfico de drogas procedentes de
Afganistán”. ¿Cuál es su razonamiento?
El del 9/11. Engdahl es un verdadero
creyente en la conspiración del 11 de
septiembre, y el mero hecho de que el
editor de Wikileaks Julian Assange no
esté enteramente de acuerdo con él en
ese tema basta para negarle la menor
seriedad, según Engdahi.
Sus demás argumentos se derivan de esta
posición. En los documentos publicados
por Wikileaks, hay diez referencias al
ex jefe del ISI, la agencia de
inteligencia pakistaní, el general (Ret)
Hamid Gul; y este general Gul, según los
documentos, tiene tratos con los
talibanes afganis. Esto sirve
simplemente para demonizar a Pakistán,
dice Engdahl, porque Gul criticaba la
versión oficial del 9/11 y pretendía que
el ataque fue obra del Mossad israelí.
En otros documentos se dice que Osama
bin Laden está vivito y coleando. Esto
también le molesta a Engdahl: pues hasta
Benazir Bhutto, nada menos, proclamó que
Osama había muerto.
Hay un pequeño ataque ad hominem;
Engdahl no conoce a Assange, y por esto
lo encuentra “misterioso” (además de
otros adjetivos siniestros). Lo que pasa
es que Assange no expresó su fe en la
teoría favorita de Engdahl sobre el 11
de sptiembre, y esto lo hace
“no-kosher”, inaceptable.
Engdahl (junto con otros detractores) no
entiende cómo estos documentos salieron
en primera plana. El simple volumen de
lo que reveló Wikileaks es enorme.
Nosotros, que pertenecemos a los medios
independientes de la web, no tenemos
recursos para analizarlos. Esta labor la
realizaron el
New York Times y dos diarios europeos
afamados. Entre los tres, trataron de
sacar a la luz algunas joyas de este mar
de datos en bruto. Como era de esperarse,
desgraciadamente, pescaron lo que les
agradaba, a ellos, a sus lectores, y a
sus patrones. El New York Times halló
las filtraciones que se ajustan a su
actitud oficialista. Pero The Guardian
encontró otros documentos bastante
diferentes, y en conjunto más
interesantes. Si la gente de Global
Research fuera a buscar lo más crudo a
su vez, posiblemente encontrarían cosas
aún más excitantes. O sea, que Engdahl
podría decir con justicia lo siguiente:
“en los documentos elegidos y
presentados por el New York Times hay
tales y cuales tendencias”, lo cual sí
sería una presentación honrada.
Otros argumentos de Engdahl podrían ser
válidos si Assange fuese uno de los
autores de los documentos que se
filtraron. Pero es que los autores
fueron oficiales USA. Redactaron esos
papeles en el marco de su cargo oficial,
para otros oficiales. No es posible
imaginar que se pusieran a escribir
guiñando el ojo : “nosotros sabemos
quién cometió realmente lo del 9/11, já
já j’a.” ¡Habrían perdido su trabajo al
día siguiente, o en el acto!
Lo que sí tiene sentido es que algunos
oficiales US quieran seguir sacando
plata de la búsqueda de Osama. Ya se
trata de una pequeña industria que
alimenta a un montón de contratados. Por
este motivo, les conviene pretender que
ellos saben que Osama ronda por ahí,
obviando la cuestión de si está muerto o
vivo.
El general Gul no me cae nada bien. Es
una bestia manipuladora que desangró a
Afganistán. Es el tipo que entrampó a
los soviéticos en el atolladero ideado
por Brzezinski, con altísimo costo para
afganos, rusos y pakistaníes. Miles de
afganos y rusos murieron por su culpa.
Todos los problemas de Pakistán son
consecuencia directa de haber ayudado
con el servicio de inteligencia ISI a
USA y Arabia saudita en su combate
contra los rusos y contra las fuerzas
progresistas afganas, socialistas y
comunistas. Gul fue el padrino del
verdadero Osama bin Laden y sus
mujaidines.
Es posible que esté en una jugada con
algunos de estos en Afganistán: el ISI
los armó y entrenó hasta en 1980. Es
difícil diabolizarlo, porque es tan
infame como cualquier jefe de cualquier
servicio secreto, bien de la GESTAPO o
de la Cia, y todos ellos son malvados,
hasta donde alcanzo a ver.
Tenía un buen motivo, el mejor motivo,
personalísimo, para señalar a cualquier
otro culpable alternativo, el Mossad o
los marcianos, o quien fuere, con tal de
exculpar a su discípulo Osama.
Sin embargo, nada de esto da en el clavo.
Algunos oficiales US podrían tenerle
ganas al viejo general que mantiene
contactos con afganos armados, pero
cualquier investigador del New York
Times estaba de manos atadas para una
simple investigación sobre esto. O sea,
en resumidas cuentas, si hay
desinformación, procede del New York
Times, no de Wikileaks.
Y en cuanto al argumento ad hominem de
Engdahl: Julian Assange no es ni un
escritor ni un activista; no se le podía
conocer hasta entonces. Él está en
contra de la guerra USiana en Afganistán
y Pakistán; descubrió algo enorme, quiso
dárselo a conocer a todos, y no había
alternativa a los medios oficialistas.
Nosotros podemos leer cientos de
documentos, pero no podemos echar una
ojeada a miles o a cientos de miles de
documentos. De modo que su decisión fue
acertada.
Un secundo “negador”, el joven
intelectual pakistaní graduado de la
American Ivy League, Zahir Ebrahim,
escribe:” de las revelaciones de
Wikileaks, lo que se desprende como
mentiras de fondo es la reafirmación de
que existe una verdadera amenaza llamada
“Osama bin Laden”, que la “guerra contra
el terrorismo” es algo real, y que hay
una agresión contra Occidente a partir
del nexo Irán Pakistán, para respaldar
la idea siguiente: “se está preparando
otro atentado estilo 9/11, y no es
Afganistán sino Pakistán el que está
detrás”, manera de transferir la
clarividencia de Bush a la
administración Obama, dándole una nueva
sustancia.
Zahir comete el mismo error. Los
expedientes son los informes de lo que
creen los oficiales US, o pretenden
creer. Yo le preguntaría a Zahir: si
tuvieras que tener el control de todos
los informes enviados desde Afganistán y
en dirección a Afganistán, ¿te
dedicarías a censurarlos para sacar de
los mismos algunas ideas y nombres que
no te caen bien? Recuerda, no son
documentos procedentes de Dios
todopoderoso, sino el tipo de cosas que
redactan soldados y tránsfugas, y esto
naturalmente refleja su visión del mundo.
Así que no se trata de “mentiras de
fondo”, sino de “verdades de fondo”: los
oficiales Usianos expresan con el sello
de “top secret” exactamente los mismos
puntos de vista que exponen públicamente.
Gordon Duff es el menos moderado de
todos ellos. Escribe: “el juego del
Mossad hoy en día estriba en usar a
Wikileaks, aprovechando su cuarto de
hora de gloria por haber arruinado la
presencia Usiana en Irak con un video
tomado desde un helicóptero, para regar
cuentos imaginarios acerca de Pakistán,
el enemigo de la India y la única
potencia nuclear capaz de rivalizar con
Israel en el Medio Oriente... a Israel
se le habría mencionado por lavar dinero
de la droga, por cuenta de los talibanes.
Esto figura en los documentos. Yo no los
lancé a correr. Eso es ilegal. Nada se
filtró acerca de los vuelos de compañías
israelíes para el tráfico de drogas. Eso
estaba en los expedientes. Si realmente
queremos filtraciones, allí están. Y
puede ser tremendo. Wikileaks es
simplemente otro ardid del ultra
poderoso lobby israelí, un juego barato
ideado para humillar a los Estados
Unidos, destruir a Pakistán y crearle
fama a un títere.”
Esto procede de una lógica sectaria,
como la de Engdahi, aunque se trata de
una secta diferente. Los sectarios
insisten en la centralidad de su tesis,
y odian a todos los que se ajustan a
esta presuposición. Tenemos tantas
sectas, algunas de gran tamaño: la de
los “truthers” que pretenden tener la
verdad sobre el 11 de septiembre, la que
ve al Mossad en cada esquina, la de los
revisionistas del Holocausto... tienen
algunos argumentos buenos, pero son
demasiado intolerantes. En cuanto a mí,
estoy dispuesto a atender sus
argumentaciones, e incluso a defender su
derecho a expresar sus puntos de vista,
pero no estoy dispuesto a afiliarme a
ellos. Tampoco sería factible; esas
sectas están divididas en demasiadas
sub-sectas, todas en desacuerdo unas con
otras.
La mentalidad sectaria es demasiado
envenenada, restringida. ¿Porqué no cabe
la posibilidad de expresarse libremente
sin ajustarse a algún dogma?. Hemos
presenciado un ataque sectario contra
Chomsky: ¿por qué este importante
intelectual no acepta conformarse con la
creencia de estos sectarios? Ahora le
toca el asalto a Assange: ¿por qué no
saca a relucir documentos que demuestren
la implicación del Mossad y la
conspiración en torno al 11 de
septiembre? La respuesta es sencilla: lo
más probable es que no tenga semejantes
documentos.
Si Duff, un antisionista neófito, tiene
acceso a los documentos que pregona, que
los publique, o se calle de una vez.
Estas insinuaciones del tipo “nosotros
podríamos, sabemos, y va a ser tremendo”
son palabras huecas, nada más. Cuando
pretende que “Pakistán es la única
potencia nuclear capaz de rivalizar con
Israel”, muestra que está bastante
desvinculado de la realidad. Pakistán no
pertenece al Medio Oriente bajo ningún
aspecto, y no ha dedicado el menor
esfuerzo para involucrarse en el
conflicto por Palestina. Ni ha tratado
de emparejarse con Israel, ni ha apoyado
la causa palestina, y sus capacidades
nucleares son bastante limitadas. Más
aún, Pakistán es un cliente leal de USA
con un montón de problemas, algunos
causados por él mismo.
Para entender a Wikileaks y su éxito,
deberíamos entender cómo funciona. No se
trata de un órgano de activistas
políticos centrados en una causa. Aunque
nos caiga bien, a nosotros los de mente
clara, Wikileaks es una organización de
piratas informáticos, y algunos de ellos
lo hacen simplemente... por joder. Nos
beneficiamos de su labor, pero no
trabajan para nosotros. Démosles las
gracias por lo que hacen, y procuremos
no ayudar al Pentágono para
marginalizarlos.
Traducción: Maria Poumier
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